Fueron
momentos de terror los que vivieron los habitantes de Muisne, en el sur de la
provincia de Esmeraldas (limita con Pedernales, Manabí). Allí se sintió con
mayor intensidad el terremoto del sábado último, que hasta el cierre de esta
edición tenía más de 200 réplicas.
Lo mismo
ocurrió en otros cantones de la provincia de Esmeraldas y en la capital del
mismo nombre, donde habitantes de las zonas cercanas al mar evacuaron ante la
alerta de un posible tsunami.
“Todo fue muy
rápido. La gente comenzó a correr y a dejar sus casas hasta con las puertas
abiertas. Los ventanales traqueaban (sonaban), los espejos y lámparas se
cayeron. Lo único que alcanzamos a hacer fue coger a nuestros 2 hijos y salir a
la calle sin zapatos”, dijo Luis Alcívar, habitante de la capital de la
provincia, quien ayer evaluaba los daños en su vivienda.
Otros, en
cambio, perdieron sus viviendas y parte de estas. En Muisne, algunos habitantes
aseguraron ayer que hasta el mediodía no recibían a ninguna autoridad de
socorro local en la isla y que no querían abandonar el lugar, como hicieron otros,
por miedo a que saqueadores se lleven lo poco que les queda.
El jefe
político del cantón Muisne, Gerardo Olarte, dijo anoche que 99 casas colapsaron
o sufrieron graves daños estructurales en la isla. La zona más afectada del
cantón sería la parroquia de Chamanga, localidad cercana a Pedernales.
Olarte acepta
que la coordinación de las autoridades para esta crisis no ha sido suficiente.
Esto, según Irma del Pozo, miembro de la Asamblea Ciudadana de Muisne, porque
la población, en especial de la isla, desconoce la autoridad del alcalde
actual, Eduardo Proaño.
La madrugada
de ayer, la isla de Muisne estaba casi abandonada, recuerda Wendy Tobar. Según
ella, la mayoría de los casi 10.000 habitantes decidieron acudir a uno de los
tres albergues definidos en el continente para este tipo de situaciones.
Según Olarte,
tres escuelas en esa zona, con una capacidad para 1.200 personas, están
habilitadas para albergues.
La mujer, de 29 años, criticó la falta de un puente que una a la isla
con el continente. Dijo que de haber existido esta obra se habrían evitado
escenas de terror que vivieron los habitantes de la zona al filo del mar,
quienes tuvieron que esperar a que una gabarra o lancha estuviera disponible
para llegar a tierra.
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